domingo, 25 de septiembre de 2011

A TÍ


 
   Muchas felicitaciones, hoy que es tu cumpleaños, quiero escribirte a ti, que eres un hombre generoso, responsable, respetable y adorable.   Te conozco desde hace varios años y en ese tiempo fuiste mostrándome tu persona, poco a poco fui descubriendo en ti al ser increíble que eres.

   Tal vez este sea un buen momento para expresar todo lo que significas en mi vida.  Eres, además de mi compañero de vida, mi guía y mi motor.  Muchas veces, cuando pienso que no soy capaz de efectuar alguna acción o por el contrario, reacciono de manera impulsiva, eres quien me lleva a la reflexión y al equilibrio.

   FELICIDADES POR TU CUMPLEAÑOS Y QUE TENGAS MUCHOS MÁS A MI LADO.

 

sábado, 17 de septiembre de 2011

15 DE SEPTIEMBRE,.. DOS OPINIONES

               

Opinión de
(Poncho Vera)

El festejo patriotero
Poncho Vera | Opinión
2011-09-17 | Hora de creación: 22:40:38| Ultima modificación: 22:40:38

Qué triste que cada vez seamos más cursis.

Año con año es peor, más payasadas. Todas con un disfraz para nuestras carencias, de amor a México.

No hay remedio para nuestras ganas de sentirnos orgullosos de ser mexicanos. El gran problema es que no sabemos ¿cómo? ni ¿por qué?

Prefiero las celebraciones de la Independencia Nacional con tragos, gritos y bailes sin sentido, que las mamarrachadas inventadas para conseguir un supuesto país mejor.

Grotescas invitaciones a la solidaridad, a la unión, a trabajar por un mejor... como si así nada más, se pudiera lograr algo.

Se hacen compromisos al aire, al igual que si estuviéramos hablando de una conmemoración espiritual. Todo se dice de manera facilita, así como se empina un caballito de tequila. Es de tristeza que se tenga la idea de un cambio real por la fiesta de una fecha supuestamente histórica.

Y lo triste es que se toman en serio estos mensajes, eso sí, hasta que llega la resaca y lo permite. Pero si en verdad, creemos que todo va a ser diferente por unas buenas horas, prácticamente por sólo decretarlo.

Son una cantidad de palabras chafas dizque profundas que sólo ayudan a rellenar espacios en los medios, aderezar reuniones familiares, y a proyectarse como un supuesto amante del país.

Me parece más sincero el Viva México etílico, a un ramillete de palabras que suponen aclararnos cómo ser mejores mexicanos.

Se dicen tantas cosas... desde la felicitación a México por su nacimiento, hasta los poemas que resaltan en tres líneas nuestras grandes virtudes. No se llega nunca a nada.

Ojalá y los buenos deseos tuvieran razón de existir, pero no, sabemos que desafortunadamente en México cada año las cosas están peor.

Intentamos celebrar a nuestra gente, cuando precisamente es ésta la que nos mata, roba, y secuestra. Somos nosotros contra nosotros.

El enemigo no es extraño, es muy conocido, está junto a nosotros. Y se ríe de la palabrería patriotera.

Mexicanos contra mexicanos, así son las cosas, y mientras no nos dediquemos a cambiar en verdad, todo se seguirá lleno al caño. LAS REFLEXIONES PATRIOTERAS

Después de haber vivido un Grito de la Independencia más, claramente se comprueba que siempre habrá lugar para la ridiculez. Un festejo, como la gran mayoría son, mensos, huecos, y absurdos.

Definitivamente antes disfrutaba más de las pachangas independentistas, pues era la fiesta por la fiesta, nada más, nada menos. Borracheras, bailes, risas y carcajadas sin mayor justificación que una pasadita de falsa historia nacional. Ahora, nos invadió la cursilería.

Se nos está haciendo costumbre a los mexicanos buscarle tres pies al gato a todo. Nos enfrascamos en unas boberías espantosas.

Chale, estamos viviendo una etapa churrigueresca de sentimientos. Mucha payasada.

Qué flojera, en verdad es una pereza en pasar por fiestas en las que a fuerza le metemos un sentimentalismo muy chafa.

Prefiero el grito de Viva México, inconsciente, que la tonta reflexión absurda que lleva a una perdedera de tiempo y a una confusión de lo que es ser mexicano.

Invitaciones a la unidad, a la solidaridad, al amor a la patria... pura palabrería que se dice con la misma facilidad que se empina un caballito de tequila.

ponchov@exafm.com

                                                       Publicado en La Crónica de Hoy, del sábado 17 de septiembre de 2011.

    Por qué  copié esta barbaridad?

   Bueno, antes que nada, quiero  expresar mi total repudio a una visión tan miope.  Seguramente Poncho Vera se refiere al llamado “grito” y celebraciones subsecuentes.
   Por mi parte, me siento con la obligación de afirmar que si ponemos la historia de nuestro país en duda, si minimizamos las proezas de los héroes y sus aportaciones a la conformación de un país que, indudablemente, está en crisis, no somos  más  que la nada.

    Soy profesora, trato de cumplir mi función con total responsabilidad  y yo regresé a casa el día 15 de septiembre con un buen sabor de boca: las ceremonias correspondientes a las fechas 13 de septiembre de 1847 y 15 de septiembre de 1810, fueron ilustrativas para los niños, además de que les permitieron a algunos de ellos, participar con la representación de algún personaje de la época, cuestión que difícilmente olvidarán en su vida y con ello, interiorizarán la aportación heroica de esos hombres ilustres.
   México, país sobrepoblado y con un gobierno encabezado  por un “etílico”, según dicen algunos  comentaristas políticos, tiene una gran masa carente de cultura y conocimientos, por eso el festejo se convierte en diversión impregnada de agresiones tales como lanzar huevos rellenos de confeti o harina a los transeúntes, de embriagarse hasta  perder el control de los impulsos, bailar  y cantar; esos comportamientos “salvajes” son los que prefiere Poncho Vera, quien rechaza  la invitación a la unidad nacional.   Y me asalta una duda: Si las condiciones del país no constituyen un aliciente para los mexicanos que, dicho sea de paso, constituyen una masa amorfa, no es válido intentar aunque sea en mensajes,  que contengan sus impulsos?
    Yo creo que es necesario echar un vistazo a los documentos existentes en la Biblioteca y Hemeroteca Nacionales y en el Archivo General de la Nación, ver  de la fuente original qué es lo que sucedió y quiénes fueron los protagonistas de los hechos,  tratar de ubicarse en el momento histórico del país y así se podrían comprender muchas cosas, de las que tantos critican y pretenden minimizar.  Bueno, esto lo debían hacer aquéllos que tienen mayor influencia con la masa de mexicanos  que requieren  ampliar sus conocimientos y dejar de festejar bebiendo,  lo que para Poncho Vera sería una celebración  honesta.

viernes, 9 de septiembre de 2011

UNA ESCRITORA FALLIDA


                                        

   Ana se propuso escribir.  Se sentía fatigada por el cúmulo de trabajo administrativo que debía cumplir: archivar documentos, hacer bitácoras,  tomar dictados, servir el café a los jefes, estar sonriente ante los sujetos que llegaban a la oficina para  negociar algunos trámites de la competencia de la gerencia del lugar, contestar los teléfonos, etc.
   Ana consideraba que tenía más potencial, solamente la había hecho falta  perseverancia y le había sobrado descuido, había hecho derroche de pereza y carecido de compromiso con su desarrollo profesional. 
   Como secretaria, se desempeñaba eficientemente, tenía todos los documentos y encomiendas en orden, se presentaba impecable tanto en su persona como en su trabajo.  Pero a ella no le satisfacía y tenía una idea fija: escribir un libro.  Sin embargo, Ana reconocía con tristeza que eso sería imposible, pues ella carecía de lo que necesita cualquier persona que escribe textos:  imaginación.

   Cierto día, mientras trabajaba en la transcripción de un oficio dirigido a una compañía concursante para la construcción de un puente, pensó que su vida debía tomar un rumbo diferente: “Un puente, eso es lo que necesito, un puente que me lleve a hacer algo distinto a lo rutinario, que me aleje de la vida actual y de este ambiente”.
   Al salir del trabajo, como siempre, abordó el transporte y, mientras recorría las calles, reflexionó sobre lo que deseaba hacer: “Me gustan las plantas, los animales, la historia, la vida social, los números; también me atraen los periódicos, la televisión, el cine… ¡Qué lío!”
   Al llegar a su casa, miró a su alrededor.  De pronto, salió de una de las habitaciones un niño pequeño, de unos cinco años, que la saludó efusivamente:
--¡Mami, qué bueno que llegaste!
--Hola, hijito.  ¿Cómo estás?  Vamos a ver qué hacemos para comer.
   Tomó la mano del menor y ambos fueron a la cocina, abrió el refrigerador y dijo:
--¿Qué se te antoja?  Mira todo lo que hay.
   Después de comer, Ana abrazó a su vástago y quedó pensando acerca de lo bien que se sentía cuando estaba junto a Jorge.  Entonces, tomó su bolso y la mano del niño, salieron de la casa y caminaron largo rato, hasta que llegaron a una construcción enorme en la que había ruido de voces.
--Buenas tardes, señorita—dijo  Ana cuando ingresó al edificio.
--Buenas tardes, ¿en qué podemos servirle?
--Quisiera trabajar aquí.  Es que…  ¿Sabe?  Creo que me gustaría ayudar con el cuidado de los niños.
--Bueno, eso está muy bien.  Tiene que llenar un formato y esperar a que le respondan.  Seguramente le darán el empleo porque es difícil  encontrar personas que amen a los niños.
   Ana sonrió con satisfacción, abrazó a su hijo y regresó a su casa.  Esa noche fue increíble, Ana se sentía renovada y Jorge, por su parte, ilusionado porque tal vez, después de alunas semanas, tendría  hermanos con quienes jugar.