viernes, 6 de enero de 2012

AL PIE DE LA LETRA?

jueves, 5 de enero de 2012

Nazaret, la ciudad creada para los peregrinos


22. mas oyendo que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, temió ir allá y avisado entre sueños se retiró a tierra de Galilea. 23. Y vino a morar en una ciudad llamada Nazaret; cumpliéndose de este modo el dicho de los profetas: Será llamado Nazareno. (Mt, 2).

26. Estando ya Isabel en su sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a Nazaret, ciudad de Galilea, 27. a una virgen desposada con cierto varón de la casa de David, llamado José; y el nombre de la virgen era María. (Lc, 1)
Ninguna fuente externa a los evangelios confirma, sin embargo, la existencia de una ciudad llamada Nazaret en Galilea en el siglo I. No es mencionada en el antiguo testamento, ni en el talmud (que menciona 63 ciudades en Galilea), ni en la literatura rabínica, ni en Flavio Josefo (quién menciona 45 ciudades en Galilea), ni por San Pablo, ni por ningún geógrafo o historiador de la época.

Es posible, sin embargo, que la ciudad, pese a poseer una sinagoga según los evangelios, fuera demasiado pequeña para ser mencionada en la literatura de la época. En este caso las excavaciones arqueológicas mostrarían la existencia de tal ciudad. En aras de probar la existencia de la Nazaret de Jesús, varias búsquedas fueron emprendidas en el pasado.


Las excavaciones del padre franciscano Bellarmino Bagatti entre 1955 y 1960 evidenciaron que antes del segundo siglo (e.c.) la única evidencia de restos arqueológicos era funeraria. El sitio después conocido como Nazaret había sido simplemente una necrópolis, seguramente de la vecina ciudad de Yafa. Este hallazgo demostró que no hubiera podido existir una ciudad en el vecindario de un cementerio, cosa impensable en la cultura judía. Bagatti encontró en cambio varios restos de artefactos de la última época romana y de la época bizantina, lo que permite concluir que la ciudad fue efectivamente habitada desde el inicio de la época cristiana (no antes del siglo II e.c.). No existen menciones de la ciudad anteriores al siglo III.

Entre 1996 y 1997 se realizaron nuevas excavaciones, a cargo del Dr Pfann de la EscuelaFranciscana de Teología. El único hallazgo fue una prensa de vino, vagamente definida como “antigua”.

Si Nazaret no existía en la época de Jesús (según la evidencia literaria y arqueológica), ¿de donde la extrajeron los evangelistas? Todo parece indicar que Mateo malinterpretó un texto del antiguo testamento y que Lucas se guió por Mateo:

21. José levantándose, tomó al niño y a su madre y vino a tierra de Israel 22. mas oyendo que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, temió ir allá y avisado entre sueños se retiró a tierra de Galilea. 23. Y vino a morar en una ciudad llamada Nazaret; cumpliéndose de este modo el dicho de los profetas: Será llamado Nazareno. (Mt, 2)
El “dicho” de los profetas al que se refiere mateo se encuentra en Jueces 13.5: porque has de concebir y parir un hijo, a cuya cabeza no tocará navaja; pues ha de ser nazareo, o consagrado a Dios, desde su infancia, y desde el vientre de su madre; y él ha de comenzar a libertar a Israel del poder de los filisteos.

El término nazareo, que Mateo interpretó como habitante de Nazaret (que hubiera generado el patronímico nazoretano y no nazareno), existía desde antes de Jesús, como designación no de una localidad sino de una secta. Epifanio de Salamina en “Contra las herejías” (Panarion) comenta que es evidente que hubo nazoreanos antes de Cristo. También en el evangelio de Felipe (versión encontrada en Nag Hammadi) se comenta que los apóstoles antes de nosotros tuvieron estos nombres para él: Jesús, el nazoreano y el Mesías, a continuación explica el significado de cada nombre y en el caso del nazoreano no se da tampoco ninguna referencia a Nazaret, sino que nazara es la verdad, el nazareno entonces es la verdad.
Algunos autores relacionan el término nazareno o nazoreano con la palabra judía nazir que significa el santificado o consagrado a Yahvé, mientras que otros (posiblemente con mayor razón) a la palabra nozrim, que significa guardar, en el sentido de guardar o respetar escrupulosamente la Tora o “el pacto”. Ambas expresiones se utilizaron en efecto en el antiguo Israel para designar sectas político-religiosas.
Volviendo a Nazaret y a las razones que le dieron vida, quizá la explicación más clara es la que da Robert Ambelain un buen día fue forzoso situar esa ciudad de la que hablaban los evangelios: los peregrinos eran cada vez más numerosos y querían visitar Nazaret. De modo que se las arreglaron para crearla.
Sin embargo, como veremos a continuación, la escogencia del lugar en que se asentó la ciudad fue poco afortunada a la luz de otros relatos evangélicos.

Despeñamiento desde el valle

28. Al oír estas cosas todos en la sinagoga montaron en cólera. 29. Y levantándose alborotados le arrojaron fuera de la ciudad: y lo condujeron hasta la cima del monte, sobre el cual estaba su ciudad edificada, con ánimo de despeñarlo. 30. Pero Jesús, pasando por medio de ellos, iba su camino, o se iba retirando. (Lc, 4)
La Nazaret actual no se encuentra situada sobre la cima de ningún monte, sino antes al contrario sobre un valle rodeado por suaves colinas. Para poder justificar ante los peregrinos que la visitan el episodio del despeñamiento, se les lleva hoy día al único lugar, distante unos 4 Km. de la ciudad, en donde tal acción hubiera sido posible. Es preciso entonces imaginar a la turba enfurecida caminando durante largo rato para dar rienda suelta a su furor y a Jesús acompañándoles para, una vez llegados a su destino, retirarse tranquilamente pasando por en medio de ellos.

En realidad, la ciudad edificada sobre la cima de un monte, se menciona a menudo en los evangelios (una ciudad situada en la cima de un monte no puede ocultarse, Mt, 5:14), sin nombrarla expresamente, ya que ello no era necesario, pues por ser la única en Galilea con estas características se la conocía justamente como “la montaña”. Esta ciudad, de la que Jesús y su familia son originarios, no era desde luego la inexistente Nazaret, sino Gamala.

Robert Ambelain, Jesús o el secreto mortal de los templarios, p 98
Los evangelios al banquillo, (extracto)
Juan Manuel de Castells