Nació en un hospital pequeño de un
municipio del Estado de México, es la menor de tres hijas y, por tanto, la
consentida. Su hermana mayor, Vanessa,
tiene ya la mayoría de edad y un pequeño vástago, a quien llamó Eliot; su otra
hermana, la de en medio, se llama Sharon,
es una adolescente alegre y
perseverante, sus problemas psicomotores se han ido superando poco a poco, pero
sus habilidades cognitivas son más perezosas.
Cuando gracias a la intervención de las profesoras de aquella
escuela. Isabel se sentía satisfecha,
había conseguido que su hija aprendiera a comer sola, a vestirse, a apoyar en
las labores domésticas, a hablar y expresar sus deseos con cierta claridad y, como retribución, llevaba
a cabo tareas que a pocos padres o madres de familia les agradan: formaba parte
de la asociación de padres de la escuela.
Cuando Karen nació, su madre la esperaba con
angustia, temía que las características de Sharon se hicieran también presentes en Karen. Además, le preocupó el futuro de Sharon y el
de ella misma, del rol que cumplía como miembro de la agrupación escolar. Su
angustia se disipó cuando el médico dijo: “Felicidades, señora, su hija está en
perfectas condiciones”, y la de la ocupación, también se desvaneció cuando la
directora de la escuela le propuso que inscribiera a su nenita en el Plantel.
Isabel, feliz, salía por las mañanas con sus
dos hijas rumbo a la escuela; Sharon caminaba con dificultad, lograba dar pasos cortos y titubeantes para
introducirse en su salón y Karen era llevada con la maestra que la esperaba para atenderla
junto a los más pequeños de aquel centro educativo. Mientras sus hijas recibían los apoyos,
Isabel iba ascendiendo en la escala de
la asociación, le fascinaba reconocerse a sí misma como persona imprescindible,
importante, emprendedora.
Karen, que tiene un comportamiento similar
al de una niña de dos años, llegará al 2012 con
6 años recién cumplidos y con un certificado de preescolar emitido en
julio de 2011.
Karen ingresó a una primaria del D.F., fue “integrada” por un centro que
atiende a niños con discapacidad y, al parecer, crea discapacidad, pues
presenta dificultades para comunicarse con los demás, no sabe dibujar, ni sigue
instrucciones.
La maestra especialista que atenderá a la
niña, en una entrevista con Isabel, preguntó:
--Señora, ¿Por
qué Karen no fue a una escuela regular cuando tuvo edad de ingresar a preescolar?
--Porque esperaba
que la integraran.
--Solamente se
integra a los niños que tienen una discapacidad y ¿qué documentos médicos
existen para decir que la niña presenta o no una discapacidad?
--Solamente nos
piden un examen médico.
--Señora, ¿ustedes permiten que la niña se exprese con palabras
aisladas siendo que ya tiene edad para expresar ideas completas?
--Es que es muy
tierna. Nos hace gracia.
--¿Qué es lo que
espera de Karen?
--Que logre hacer
cosas por sí sola.
--¿Cómo le apoya
para que lo consiga?
--No le pido que
haga nada.