jueves, 26 de noviembre de 2020

TE SOÑÉ


Desde tu partida, hijo, es la primera vez que sé que te soñé, apareciste en mi mente como cuando eras niño, regordete y sonriente.  Lo peor es que trato de recordar más sobre tu fabulosa aparición, pero no lo logro.

   Sé que vi u imagen, que esuve ontigo y que compartimos momentos, pero no puedo espeificarlos.  No imaginas cuánto deploro esto, la amnesia que sucede a los sueños es traicionera poruqe me deja un resavio amargo y profunda soledad.

   A menudo hablo contigo y con mis padres, los saludo, platico sobre mis idas,  comparto proyectos sin obtener respuesta audible, sólo imagino…

   Imagino sin imágenes, imagino acciones, respuestas, actos sin presencia, sin formas ni color.

   Los tengo conmigo, anclados en mis recuerdos, pegamento indeleble que lastima y, al mismo tiempo, fortalece mi alma, la impulsa a continuar para cristalizar tus anhelos.  Uno de ellos, el de mantener a la familia unida, no fui capaz de lograrlo y tú sabes que no fue falta de voluntad ni comprensión. 

   Este año ha sido difícil para mí.  Las pérdidas se scedieron una tras otra; la de mi mamá en junio, la de Valentina en julio, la tuya en agosto, en febrero la de Zoila y la de Ágata en septiembre.  Por último, el intento de mantener a tus hijos unidos a mí concluyó el octubre.  En fin, debo continuar así, dice la tanatóloga que el optimismo no es estar felices siempre, sino percibir el futuro con una actitud positiva. 

   Yo te extraño mucho, me haces una falta infinita y sólo se terminará esta horfandad de mi alma cuando nos reencontremos, pero para ese momento espero que falten años porque no he terminado de cumplir mis cometidos.

   Ya no lloro tanto, pero el dolor que va conmigo y me acompaña siempre lo siento muy reciente, como si hubiera comenzado ayer.  Tú eres mi mayor amor, el más grande y desinteresado, el mejor y más profundo, el deseo de que fueses feliz era mi mayor anhelo y ahora, contradictoriamente, tengo a certeza de que lo eres allá donde estás.  Yo, por mi parte, trato de sentirme feliz también, porque alcanzaste llegar al amor infinito, al lugar en el que no hay más que armonía y paz aunque sé que no volveré a abrazarte.