martes, 29 de diciembre de 2020

REFLEXIONES DE MI VIDA

 


 

Es el título de una canción interpretada por el grupo The mermelade.  Era la favorita de mi hijo…

Ahora somos más de 9000 millones de personas en el planeta y cada uno carga con una historia que involucra muchas historias que se entretejen hasta formar una cadena larga, muy larga… Se suele pensar que a una le suceden las cosas más graves e impactantes, pero no es así.  Todos y cada uno de los individuos vive circunstancias que pueden ser afines pero no iguales y siempre van cargando experiencias difíciles y dolorosas, además de gratificantes y llenas de amor. 

   La vida nos impacta porque se nos presenta de manera frontal y nos abofetea o nos acaricia y alienta.  El carácter, la dulzura, la fortaleza y el valor no los tenemos hasta el momento en que nos enfrentamos a situaciones no experimentadas con anterioridad y la reacción es lo que nos define. 

  

 

El momento de trascendencia de mi hijo representó no sólo la pérdida del ser más querido sino la necesidad de hacer un alto, una pausa en mi transitar cotidiano e irreflexivo que había iniciado dos meses antes, con el fallecimiento de mi madre.  Estos dos sucesos rompieron mi estructura de vida, mis costumbres, mis hábitos y mis afectos.   

  Una pérdida nos deja vacíos y, simultáneamente, nos ofrece un cúmulo de experiencias positivas que proveen consuelo. 

   Emilio y María Teresa eran mis centros de interés y amor más cercanos, con ellos convivía a diario, con ellos disfruté, me irrité, platiqué, abracé y entregué el amor que una mujer puede dar en dos roles,  el de madre y el de hija  Fue terrible…

   El viernes 30 de agosto del 2019 fue catastrófico, sentí que vivía una pesadilla y que aún sin lograr comprender lo ocurrido, debía actuar y no permitir que la confusión y el desconsuelo me paralizaran.   

   Ahora, después de poco más de un año, soy una mujer triste que puede sobreponerse y vivir eventos y compañías con alegría y amor.  Esto parece una contradicción porque casi siempre llevo a mi hijo y a mis padres en la mente, no los olvido y procuro  imaginar cuáles serían sus reacciones, sus opiniones, sus actitudes y sus deseos ante diferentes situaciones.

    Mi querido hijo, mi añorado y anhelado hijo, vive en mi corazón y con él voy a todas partes, en todo momento lo pienso; lo que más extraño es su calidez, su amor y su cuidado, sus pláticas y sus ocurrencias.  Fue un hijo excelente y creo que por eso es que lo tuve poco tiempo, porque debía regresar al lugar al que su alma pertenece para ser libre y vivir en el amor.   Agradezco a mi hijo haberme dado  37 años de compañía amorosa y dos nietos.

    Recuerdo el último 24 de diciembre con él, el de 2018.   Yo iba con mi mamá, Emilio y sus hijitos fueron los anfitriones.  Estábamos a media luz mientras la cena, al menos así es como lo recuerdo, él fue muy atento y cariñoso con nosotras y promovió que mis nietos nos dijeran cosas lindas. 

   Mis recuerdos son breves, instantes que se suceden unos a otros, que fueron importantes para mí.  Los momentos de desasosiego o irritación los he olvidado ya.  Ahora solamente evoco lo bueno, lo noble, lo que alienta a mi ser a continuar honrando la memoria de los miembros de mi familia que ya no están.

      En la actualidad me enfrento a un problema del que debo salir avante; debo aprender a escribir y a imaginar sin mis motivos inmediatos, es decir, sin Emilio y María Teresa.  Con ellos cerca de mí, era fácil sentarme y redactar, imaginar y construir historias.  El bloqueo que enfrento es una muralla que se levanta ante mi interés, mi incipiente habilidad;, me siento aturdida y no atino a pensar, carezco de iniciativa porque ellos eran mi inspiración.   Recuerdo cómo reaccionaba Emilio cuando leía a Ágata, le divertía y también se sentía ofendido porque ella lo consideraba su hermano y, a mis nietos, sus sobrinos.  ¡Eso lo disfruté mucho!

   Una se renueva a diario, debo inspirarme a partir de su presencia en mí, de su imagen en mí.  

   Lo que he aprendido es que un individuo funge diferentes roles en la vida y vive diferentes vidas a lo largo de su ciclo vital.. Los roles no se pierden, se van transformando o se consolidan a lo largo del tiempo.  Así, yo sigo siendo hija y cuido a mis padres en el lugar en el que permanecen y  en mí; soy madre porque tengo un hijo que sé dónde está y procuro  su bienestar en mi recuerdo y en su lugar de descanso; soy compañera, abuela, prima, sobrina y amiga con fuertes lazos de amor recíproco. .

   Por mi parte y gracias a la ayuda de mi familia, de mi compañero y mis amigos, además de los que me heredó mi adorado Emilio, sé que una vive varias vidas en esta vida, antes de trascender al más allá.


 https://youtu.be/Cwq5hF8NicQ