viernes, 12 de febrero de 2021

UN PACTO OLVIDADO QUE SÍ SE CUMPLIÓ.

 


Ilusión, amor, esperanza, anhelo, promesa, añoranza, dolor, alegría, orgullo, desasosiego, desesperanza, anhelo, aspiración, y recuerdo, son algunos de los sentimientos que generan ideas, que detienen e impulsan mi actuar, que pueblan gran parte de mi vida a partir de su ser en mí. 

   Mi hijo Emilio es el centro de mi interés, aunque ya no esté aquí conmigo, aunque haya dejado de andar por las calles del Centro Histórico, sus manos no puedan asir las hojas de los libros, sus dedos de teclear sus textos, sus ojos de ver y maravillarse ante el crecimiento de sus hijos, el paso de la edad ante el espejo, el envejecimiento de su madre, las travesuras de sus amados gatos y de observar los cambios de la naturaleza cuando se suceden las estaciones.  Su cerebro, maravilloso como el de tantos, dejó de producir ideas, pensamientos, de recibir sensaciones y, en cambio, su alma se trasladó hacia otra parte, al más allá donde habita en libertad.

      El más grande anhelo de mi hijo fue dar a conocer sus obras, pero no se atrevió a dar el paso y yo, en su memoria, lo daré. 

   La obra de Emilio es breve, pues solamente vivió 37 años y muchas de sus creaciones se perdieron en el camino de su vida, porque no logré recuperar lo que él escribió cuando adolescente.  De lo que se pudo recuperar, presentaré en primer lugar su creación literaria porque, él quería convertirse en poeta y escritor.  Después, iré compartiendo otros trabajos relativos a temas que le inquietaron en algún momento de su vida.

 

PALABRAS A MI HIJO.

Nuestras almas, antes de venir a este mundo, hicieron un pacto del que ambos nos habíamos olvidado.  Con tu partida, el mundo se me vino encima, pero, en cambio, me permitió conocer a personas que me han apoyado y ahora sé que lo sucedido lo sabíamos ya, que tú te adelantaste porque así debía ser y que, cuando yo te vuelva a ver, podré tener la satisfacción de decirte que tu sueño sí se cumplió.