sábado, 31 de octubre de 2009

Cuando llegó a la presidencia


Cuando llegó a la presidencia, aunque no había votado por él, me inspiró simpatía y fue un signo de esperanza el hecho de que se mostrara valiente e intrépido, más inteligente que los diputados de la oposición y tomara protesta.  En ese momento, toda la animadversión que había experimentado hacia su persona se diluyó...
   Creo que el mismo desánimo y la misma sensación de duelo tenemos muchas personas que creímos que, si bien el anterior era del mismo partido político, eran diferentes pues Felipe Calderón es hijo de uno de los fundadores del partido y suponíamos que estaba muy comprometido con la sociedad pues había logrado llegar a la presidencia el heredero del fundador del PAN.
   Yo me declaro PRIísta, tal vez por herencia, pues no he militado en partido alguno, no he gozado de los beneficios de pertenecer a célula política alguna y, por ende, la simpatía o antipatía son a distancia, pero reciento al igual que el resto de la Nación, sus acciones.
   Supongo que las condiciones externas e internas, con sus mismos colaboradores que pueden ser traidores o ladrones, impiden tomar decisiones reales y contundentes, pero lo peor fue el hecho de hacer público que la alta burocracia se incrementó en un cuarenta por ciento en un país con hambre y con desempleo y con inseguridad...  Eso es no tener nombre, eso es no sentir el menor apego hacia la tierra en donde se nació, es carecer de una pizca de sensibilidad y empatía, y es de un egoísmo atroz.


   Antes eran solamente los representantes del Poder Legislativo los que yo repudiaba con singular entusiasmo, pero ahora con gran dolor y decepción, debo decir que también repudio y detesto al Poder Ejecutivo de mi país.  Así, pues, creo que esta es una especie de carta de despedida a mi querido México, porque ya no es más la Nación  que aprendí a querer y apreciar, a la que valoré en lo subjetivo y en lo concreto, con mis acciones y con mis pensamientos, además de con los valores y las intenciones.  Esta es la carta de despedida al México que muere en manos de los pillos.

AUDIO