miércoles, 14 de julio de 2010

UNA ESCRITORA FRUSTRADA.

Había pensado que era fácil, solamente se ponía frente a la máquina de escribir y las ideas fluían por su mente como una corriente de río caudaloso.  Sentía que era muy sencillo, pues era estudiante y debía leer y redactar textos en los que plasmaba su opinión acerca del contenido.
tomada de sirenasdetintaaislante.blogspot.com


   Ya como profesionista, lo hizo varias veces, pues lo escrito se basaba en su experiencia cotidiana, en su percepción acerca de la realidad e imaginaba situaciones derivadas de ella.  Recibió un aviso, una convocatoria para escritores o aspirantes a serlo.
   Laura pensó que sería algo similar a lo hecho antes, pensaba que si se colocaba frente al teclado las imágenes, los hechos, las ideas y las palabras vendrían a su mente, como antes...  Pero no fue así.
   En un principio, Laura se sitió decepcionada de sí misma, pensó que su racionalidad había aplastado a su imaginación, tal y como afirma L.S. Vigotsky en su libro La imaginación y el arte en la infancia.  Después pensó que debía intentar regresar a sus años de infancia, en los que la fantasía se desborda y que ahora tiene la ventaja de haber recolectado experiencias sociales que le proveen materiales suficientes para imaginar.  Entonces, cerró los ojos, se concentró y comenzó a crear...

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