lunes, 21 de diciembre de 2009

MESAS EN LAS CALLES, VIOLACIÓN A LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD


   Nunca he traficado con mi discapacidad y me siento orgullosa de ello porque, a fin de cuentas, me asumo como una persona tan igual al resto de la población que no percibo diferencia alguna.
   Es únicamente cuando me enfrento a situaciones que rebasan mis posibilidades cuando, de manera violenta y agresiva, me encuentro ante obstáculos que me ubican en mi situación real.  

Uno de ellos sucedió durante la semana, cuando la taxista no pudo llegar a mi trabajo y tuve que buscar un taxi; fue una situación problemática en extremo, ya que en el sitio de taxis no habían unidades disponibles y, en la calle, los identificaba cuando ya habían pasado por enfrente de mí.  Tardé bastante tiempo, calculo que unos treinta minutos, en conseguir que un taxi me llevara a mi destino.  Ahí lamenté mi estado sensorial.

   Hoy por la mañana salí a comprar una tarjeta para cargar mi teléfono y ¿cuál fue la sorpresa?  En la calle principal o, mejor dicho, una de las calles principales de la colonia y en la que hay una curva que los conductores transitan a gran velocidad, hay un establecimiento de "Santa Clara" en el que se venden nieves, pasteles, leche, etc.   En él, la extensión del inmueble se amplió hasta la banqueta y estaban dos mesas con sus sillas resguardadas por una reja...
   La Ley General de las Personas con Discapacidad, ley reciente ya que data del sexenio pasado, asegura el tránsito seguro para las personas discapacitadas.   

   Mi visión baja y el hecho de llevar el bastón, impidieron que tropezara y sucediera un accidente, pero me pregunto qué hubiera sucedido si no hubiese llevado el bastón, instrumento que ocasionalmente uso cuando salgo a sitios aledaños a mi casa.  ¿Qué harían con una persona en silla de ruedas?  Se tendrían que bajar al arroyo y, con la curva y la imprudencia de los automovilistas, no quiero pensar cuáles podrían ser las consecuencias.

    No cabe duda, la clase dominante se siete ajena a cualquier riesgo y de los empresarios que invaden la vía pública, solamente puedo decir que su ambición y avaricia es tal, que no piensan en los demás. 

   Reflexioné un poco más acerca de esas mesas... en la calle... ¿con los transeúntes que pasan y las personas sentadas en las sillas... qué es lo que huelen?