Esta frase se aplica cando a una persona o población en desgracia o situación
difícil, le ocurre algo que la pone en situación aún más grave. Esto
ocurre con los estados de Veracruz, Hidalgo, Puebla, Estado de México y D.F.
Por el paso del huracán, degradado ahora en tormenta.
Los poblados de la provincia mexicana, algunos de ellos mu pobres, se ven
afectados aún más por estos fenómenos naturales.
Otilia es una joven hidalguense, de la comunidad otomí, que regresa a su estado
para consolar y apoyar a su familia. Se expone a los riesgos que implica
el traslado en estas condiciones pero tiene la responsabilidad de llevar
suéteres y víveres a su familia.
Las condiciones en las que sobrevive gran parte de la población mexicana es
vergonzante, parece mentira que en el año del bicentenario, es decir, en pleno
2010 existan familias como la de ella, carentes de lo básico, de alimentación,
de educación, de un lugar digno d para vivir, de ropa, de medicamento y, sobre
todo, de ambiciones.
Ella es la quinta de nueve hijos, todos analfabetas a excepción de ella, que
empezó a estudiar en el INEA a los 18 años, que reproduzcan la vida miserable
de sus padres y de sus abuelos, que caen en el vicio por no tener expectativas.
Y, además de esta triste situación personal, se agregan los fenómenos
naturales.
Me pregunta, ¿qué hacen en este momento los legisladores, los gobernadores, los
altos funcionarios de la república y el presidente? ¿Cómo pueden dormir
tranquilos cuando hay graves problemas nacionales qué atender? ¿Qué tipo
de ayuda han enviado a estas comunidades?