lunes, 21 de septiembre de 2009

Horror y preocupación




 
Tomada de: http://itprocommunityguatemala.wordpress.com/2009/04/01/nota-de-duelo/

Vi el video del metro; no tengo palabras para expresar el horror y la preocupación que me propicia el saber que en nuestro país se den este tipo de fenómenos.  Primero fue el avión secuestrado por un "iluminado" y ahora, esto. 
Asesinatos brutales y sin sentido --creo que ninguno tiene sentido--, me refiero a lo absurdo porque no existe un motivo aparente, se daban sólo en los países altamente industrializados. 
No sé hasta qué punto influyan las series televisivas, las sectas y la frustración. 

El art. 3o. constitucional afirma que la educación combatirá los fanatismos y ahora vemos que hay fanáticos en todas partes y de diferentes clases: fanáticos religiosos que consideran que las enfermedades, las discapacidades o las preferencias sexuales son pecado o consecuencia de un pecado de los padres, fanáticos futboleros, fanáticos tele noveleros, fanáticos consumidores, etc.  Cuando el fanatismo no agrede o lastima a los demás se puede tolerar, pero en estos casos, creo que la prioridad es vigilar y regular las diferentes iglesias.
La frustración es un elemento que forma parte de nuestra vida cotidiana pues todos quisiéramos estar mejor, tener más, comodidades, mejores ambientes laborales, no enfrentarnos al tráfico desquiciante de la ciudad, salir sin preocupaciones a la calle, adquirir los satis factores básicos y un poco más; en fin, considero que nadie estamos conformes con lo que tenemos, pero el límite que nos impone la civilidad y la razón son determinantes para no atacarnos unos a otros.
Las personas que son fanáticas y siguen dogmas, están como enceguecidas por una idea y eso, aunado a un pensamiento concreto, les impide razonar, elaborar estrategias de compensación y asimilar su situación.
Lo afirmado por el asesino del metro es claro, la frustración y la impotencia que siente ante la indiferencia, la corrupción, el atraco del gobierno al país son detonantes del provoca un malestar extremo, ese malestar lo vivimos todos, pero no hacemos cosas aberrantes. 
Este es el momento en que el Estado debe asumir su papel de salvaguarda de la población y a través de acciones que tal vez se pudieran catalogar de arbitrarias o prepotentes, llevar a cabo una vigilancia puntual a todas las religiones (sectas) que hay en nuestro país.
Los santeros, por ejemplo, que "sacrifican animales y los tiran en la calle, son depredadores y contaminadores, lo cual provoca el deterioro del medio ambiente; eso sin contar el hecho de que propician un pensamiento mágico exacerbado.
   Para terminar, quiero decir que me siento cada vez más triste por el futuro de mi país y regule la corrupción, el despilfarro y la tranza en los sectores públicos. 

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