sábado, 26 de septiembre de 2009

Mi felicitación al personal amable del ISSSTE





Tomada de:  http://deentradaporsalida.blogspot.com/

El miércoles 23 de septiembre fui al ISSSTE.  Baste decir que éramos muchos, más de cincuenta personas con diferentes malestares los que solicitamos la atención en ese momento.  Llegué a las 8:20 y me tocó la ficha 40.  Había personas de diferentes edades, pero la mayoría eran de la tercera edad. 
   Al paso de los minutos que se convirtieron en horas me fui desesperando, lo peor es que los enfermos no platican, se encuentran ensimismados pensando tal vez, en sus dolores o en la consecuencia de ellos. 
   La clínica está ubicada en la colonia Jardín Balbuena, es acogedora y agradable a pesar de ser un lugar al que asisten enfermos. 
   Hasta el momento en que me dijeron que debía dirigirme al consultorio 1 se habían repartido alrededor de 50 ficha; yo fui la última en pasar.  Estaba harta, me dolían los ojos y tenía frío
  Al igual que yo, la mayor parte de los enfermos fuimos enviados al Consultorio 1, que atendía un médico con minuciosidad pues tardaba con cada uno de ellos.  Mientras esperaba, fui de la desesperación al enojo, después a la reflexión acerca de la diligencia del médico pues no se encerró ni un momento a solas para descansar.  Uno tras otro fueron entrando y saliendo los pacientes, a veces, él los acompañaba para realizar algún trámite.
   Pues bien, cuando al fin pasé, iba entre iracunda y fatigada, con la intención de hacer referencia al atraso o trslapamiento de mi expediente, el médico me recibió con una pregunta: ¿Qué es lo que tiene?  No me lo diga, me la quiere hacer de tos...y de gripe.  Me revisó y explicó que aún debía hacer algunas visitas domiciliarias.  Agregó que iba atrasado por diez minutos; eran las 12:10 horas pues él se ponía retos.  Me sentí apenada, pensé que personas como él son las que se necesitan en México y que, afortunadamente, había tenido la suerte en conocerlo.  Luego me dirigí a la farmacia de la clínica para surtir la receta, estaba una mujer que no se paró de su asiento por lo que tuve que preguntar si ahí era la farmacia;  Sin asentir, indicó que  firmara las recetas donde decía "nombre del paciente", a lo que respondí que no alcanzo a ver, no se inmutó, por lo que  agregue que firmaría en el extremo inferior derecho dijo que sí y que solamente las de color blanco, entonces agregué que soy daltónica y su respuesta fue "se tardará más".  Una vez concluida esta breve charla (agresiva, creo), surtió la receta.
   Por qué escribí esta experiencia?  Porque las actividades se deben hacer con buena disposición, porque las actitudes ante el trabajo se extienden al resto de las actividades de la vida cotidiana, es decir, en la calle, en las tiendas, como transeúntes, como conductores, como prestadores de servicios, como beneficiarios de los servicios, como padres, como hermanos, como hijos, en cada uno de los diferentes roles que vivimos en un día, se refleja la actitud y disposición ante la vida.
   Vaya mi felicitación al personal amable del ISSSTE y de todos los lugares en los que haya personas diligentes, trabajadoras y amables.

Audio