miércoles, 16 de diciembre de 2009

UN DULCE SUEÑO CON UN AMARGO DESPERTAR.


Cuando regresaron a la casa, Luisa preguntó a sus hijos qué les había parecido el día; era sábado y desde temprano habían salido a Teotihuacán, habían recorrido la Calzada de los Muertos e intentado escalar la majestuosa Pirámide del Sol, después habían ido a comer en un pintoresco restaurante, en el que degustaron la comida típica y tomado aguas frescas, tepache y el postre, una deliciosa jericaya.  De la Central Camionera del Norte habían ingresado al Metro y fueron a caminar por las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México hasta que dieron las 7:00p.m.

   Los tres niños estaban exhaustos, felices, satisfechos en todos sentidos y solamente deseaban dormir, así que Luisa les sirvió un vaso con leche a cada uno y los mandó a la cama.
   Luisito, el mayor de sus hijos, se acostó y en seguida quedó dormido; sus hermanos menores, de 7 y 6 años reposaban en la cama contigua.   Los tres soñaban, pero el de Luis era el más divertido, porque constituía la prolongación de lo que había vivido durante ese día espectacular: lograba subir la Pirámide del Sol y se había transformado en un guerrero azteca, era el tlatoani, gobernaba a los pobladores de manera generosa... De repente, unos gritos destemplados y ruido de golpes.


--Por qué me miras así, vieja tonta?
-- Estás borracho de nuevo y...
-Y qué?

   Los gritos lo despertaron, había llegado su padre, un hombre joven y robusto, con manos maltratadas y toscas.  Rubén, su padre, el señor a quien temía y, además, aborrecía cuando ingería bebidas alcohólicas.
   La escena de insultos y agresiones que se repetía semanalmente como si fuese un video, ahora presentaba algo diferente: Rubén tenía un cuchillo que brillaba en medio de la oscuridad nocturna.

   De inmediato, Luis despertó a sus hermanitos y fue con su madre.  La escena era espantosa, los cuatro, madre e hijos estaban llorando mientras Rubén, empuñando el cuchillo, se había quedado dormido...


   Como el sueño y la vida de Luis y su familia, estas escenas se repiten en varias partes del mundo escenas como esta.  Debemos combatirlas ya que son dañinas en extremo para todos los que en ellas intervienen.