lunes, 22 de febrero de 2010

ÁGATA.

Cuatro meses después de su desaparición y retorno a la casa, Ágata, la pequeña y hermosa gatita, volvió a poseer la belleza que había perdido.
   De lo que vivió en la calle, nunca lo sabremos, pero lo que sí es seguro es que constituyó una experiencia desagradable al extremo, pues en cuanto se abre la puerta de la calle, ella huye hacia el interior de la casa.
   Sus heridas físicas han sanado casi por completo, solamente le queda una pequeña área sin piel, pero ya pasó lo grave.
   Ahora que aprendió a valorar lo que tiene en la casa y la familia, se muestra más cariñosa y consentida, es más sociable y busca estar con las personas por más tiempo.
   Creo que Ágata aprendió la lección.