lunes, 29 de marzo de 2010

ALARMA: EXISTEN NIÑOS MALTRATADOS.


   Donovan, un niño inquieto, malhablado, descuidado, rebelde y retador es un niño maltratado.  Sus padres, ambos sin cultura ni estudios, desconocen la manera en que debe educar sus hijos que, por ignorancia o descuido o simplemente porque tienen la capacidad de reproducción, suman cinco.
   Donovan ha dado muchos dolores de cabeza a familiares y extraños, ha sufrido accidentes graves por su arrojo e irreflexión: un atropellamiento, un choque con su bicicleta, una golpiza propinada por una banda del barrio, etc. 
   Consecuencia de lo anterior, el rostro del niño se ha transformado y de ser un niño agraciado, ahora tiene la cara llena de cicatrices.   Son las cicatrices que le ha dado la vida que le han permitido transitar...
   El día de hoy, Donovan y su padre asistieron a la Dirección de la escuela.  Llegaron los dos, serios, solemnes a recibir el regaño.   Donovan hizo una travesura imperdonable: sacó de sus casillas a su profesora.
   Comenzó la tortura, el director con su voz llana, impersonal y su aspecto alejado de la comunidad.  La maestra, como una guacamaya, hablaba y hablaba, acusando al niño.   Pero el niño tiene lo suyo y vaya que lo tiene.
   En un momento dado, el padre se fue llenando de ira, de coraje y de impotencia.  No sabía cómo actuar, ante el director, ante la maestra y ante el niño.  Sintió que un calor loe subía de los pies a la cabeza, que la sangre golpeaba su cabeza como las palabras del director y la maestra le taladraban los oídos.  Apretó los puños con rabia, miró a su hijo y le propinó unas bofetadas. 
   El director y la maestra, sorprendidos, gritaron y dijeron al padre de Donovan que no le pegara.   Entonces el hombre volvió en sí, recapacitó y se contuvo.  Lanzó una mirada al niño y dijo:”Ya lo arreglaremos en la casa"...
   Mañana Dónovan no irá a la escuela, estará adolorido por los golpes que recibirá en su hogar, ante la mirada aterrada de sus cuatro hermanos.  Pero cuando regrese a la escuela, cuando ya estén superados los dolores de los golpes, su corazón, su ánimo y su disposición estarán vacíos y, en cambio, su rencor se habrá reforzado.
   ¿Cómo hacer para cambiar la costumbre de intentar controlar a los hijos a través de los golpes?  ¿Hacer tomar conciencia a personas con poca cultura para regularse y controlar sus impulsos?  ¿Cómo evitar que se reproduzcan las historias de fracaso personal?