lunes, 29 de marzo de 2010

LOS DEMÁS.


   Siempre pensamos en función de los demás: debo saludar porque así lo marcan las reglas de connivencia social aunque me desagraden algunas personas, debo escuchar aunque no sienta la disposición en algún momento dado, debo controlar mi molestia originada por la adoración al macho que tienen algunas mujeres, debo escuchar las gracejadas que diga algún baboso y observar con vergüenza la manera en que es admirada o secundada por las mujeres que se inclinan ante el sexo opuesto. 

   Lo peor: las mujeres atacan y critican a las mujeres.  Yo me pegunto, como mujer femenina y feminista: ACASO NO PODEMOS TENER ¿LA MISMA O TAL VEZ MAYOR CAPACIDAD MENTAL QUE LOS HOMBRE?  
   

Hoy supe que una compañera, mujer ignorante en extremo, vanidosa y superficial, está hablando de mí.  Las cosas que dice me molestan en extremo porque, estoy segura, no tiene idea de lo que expresa.  Yo no la puedo imaginar, si estuviera en mi situación, qué es lo que haría.  Una mujer como esa, que solamente piensa en que las demás la envidian por su belleza, con una debilidad visual.  Creo que se moriría.  Estoy muy enojada.  

   Siempre he pensado que quienes trabajan en educación especial son, en su mayoría, personas frustradas que compensan su sentimiento de inferioridad "apoyando" a los discapacitados y sólo unos cuantos lo hacen con verdadera vocación.