martes, 14 de septiembre de 2010

PARA LOS DETRACTORES DEL PATRIOTISMO.

Desde hace ya algunos años, muchos “intelectuales” mexicanos se han dado a la tarea de desacreditar o minimizar el legado de los héroes.  La moda de desmitificación se produjo por primera vez, según recuerdo, en los años 80, con la publicación del libro titulado El martirio de Morelos.
   Muchas consejas o rumores se han formado alrededor de estos seres emblemáticos que, de una forma valerosa y muy poco común, dieron su vida por sus ideales.
   Tal es el caso de los llamados Niños Héroes de Chapultepec.   Recuerdo que hace ya una década discutí  “acaloradamente” con un compañero de trabajo, quien afirmó que “los Niños Héroes no existieron, son un invento del sistema.  Además, estaban borrachos”.
   Entre las cosas que argumenté, creo que una fue contundente: al negar la exiswtencia de los héroes, negamos los hechos de la historia, entonces, no hubo una invasión estadunidense”.
   Recuerdo que regresé a casa muy molesta, comenté lo sucedido a mi padre quien, después de escuchar pacientemente, se levantó de su sillón y se dirigió al librero, de ahí tomó un libro, creo que de Heriberto Frías y me dijo:
--No hagas caso, son personas que se dejan llevar por los rumores y lo más cómodo es ignorar lo que pasó.  Mira, te voy a leer una carta escrita por uno de los coroneles invasores acerca del hecho.
   Entonces, me leyó un texto emotivo, en el que el invasor describe la crueldad con que masacraron a los adolescentes y la valentía que ellos mostraron para defender el Castillo de Chapultepec.  Después me dijo:
--Toma, sácale unas copias y llévaselas a tus compañeros para que las lean y aprendan.
   Así lo hice, pero no le entregué el juego de copias al compañero insensible, pues pensé que sería pérdida de tiempo porque, como dijo mi papá, lo más cómodo es negar aquello que ignoramos porque de lo contrario, nos sentimos obligados a reconocer el valor de otros y lo poco que hacemos por la humanidad.