Se pueden mantener buenas amistades cuando se respetan las opiniones de los
demás, pues no es posible tener los mismos gustos y preferencias en todos los
aspectos de la vida social, cultural, personal y doméstica.
Tengo una vecina que escucha la música a todo volumen y nos comparte sus
gustos, los que no aceptamos. También hay quienes no cooperan con los
gastos del mantenimiento de la calle, a pesar de que se beneficien con su
arreglo. "Bueno, eso son ellos, pero vienen las siguientes
generaciones que, espero, sean mejores", suelo pensar.
El ciclo escolar pasado, dí un cuaderno hermoso al niño que me había robado el
corazón por su inteligencia. Era el niño que me prometía dar una
satisfacción enorme, que me haría sentir orgullosa por lograr que continuara en
su desarrollo cultural. La semana pasada, no recuerdo qué día, se me
acercó y con voz tierna, como la de los niños pequeños, me dijo:
--Hola,
maestra.
--¿Hola,
cómo estás?--contesté al tiempo que me inclinaba para que me saludase con un
beso.
--Bien.
Aquí tiene el cuaderno que me dio. Mi mamá dice que no lo quiere.
DOLIDA, PENSÉ QUE LOS PADRES TIENEN ACTITUDES QUE EN NADA APOYAN
A LA CONSTRUCCIÓN DE LOS SENTIMIENTOS DE LOS HIJOS. ¿CÓMO QUEREMOS QUE
SEAN NOBLES SI NO SE LES PERMITE EXPERIMENTARLO?
--No sé,
pero dice que no lo quiere y que se lo devuelva.
Consternada, incrédula por lo que había escuchado, agregué al tiempo que tomaba
el cuaderno entre mis manos:
--Me estás
rompiendo el corazón.
Dolida por lo acontecido, no puede encontrar la razón por la que me regresó el
cuaderno. Me pregunto: ¿En qué ofendí a la familia? ¿Cómo espero
que los niños sean nobles, bondadosos, empáticos y solidarios cuando las
familias a las que pertenecen son como rocas?