sábado, 30 de abril de 2011

FAMILIARES INCÓMODOS


Muchas personas, si no es que todas las que existen en el mundo, tienen familiares "incómodos", tal es el caso de personajes que en su tiempo de gloria tuvieron su "talón de Aquiles" que los hizo vulnerables ante los medios, y en la mayor parte de los casos se trata de parientes cercanos, cercanísimos...
    Así sucede en la vida cotidiana, aún sin ser personas renombradas.  Tal es el caso de la honesta y muy responsable Brígida, que se ha dedicado durante varios años a conservar la salud de sus pacientes, es decir, a curarlos efectivamente.  Ella leva más de veinte años trabajando en una Clínica cuya especialidad es la ginecología. 
   Esta mañana Brígida se levantó muy temprano pues debía estar en el nosocomio a las 7:00horas y como vive a una distancia considerable, salió a las 6:00 de la mañana. 
    Mientras conducía su automóvil, pensaba en lo que había trabajado para tener todo lo que posee, sobre todo la reputación profesional y personal "Ha sido un arduo trabajo, he tenido que ser constante, recia, responsable y, a veces, dar más de lo que se puede".
   Como cada mañana, Brígida saludó a enfermeras, camilleros, a la señora que fregaba los pisos y a las recepcionistas:
--¿Muy buenos días, Cómo están?
--Buenos días, doctora.  Una mujer la busca.  Llegó hace unos minutos, dice que es su hermana.  Dijo que regresaría en un rato.
   Al escuchar las palabras emitidas por la joven recepcionista, Brígida sintió que transpiró, un sudor frío recorrió su cuerpo ¿"Qué mala suerte", pensó, "Qué habrá dicho  Pilar a estas personas?  Sé que está en la ciudad, pero no dónde ni cómo estará.  Ojalá que no se vea tan mal".
--Gracias, Malena.  Debe ser una parienta lejana.  Voy a hablar con ella, si es que regresa.  ¿Cuántos pacientes hay el día de hoy?
--Inician dentro de quince minutos, doctora.
--Bien, gracias.
   Brígida se dirigió a pasos acelerados hacia su consultorio, esperaba que su hermana no llegase y, si es que así sucedía, no la encontrara  en  el área común para no dar oportunidad a hacer presentaciones.
   A las 7:10 horas, tiempo  en que Brígida tenía todo dispuesto para iniciar sus consultas, unos golpes fuertes sonaron  en su puerta:  PUM, PUM, PUM, PUM.
   La mujer se dirigió hacia el sonido, giró la perilla y ahí estaba, desdentada y harapienta, la  mujer a la que no veía desde hacía muchos, muchísimos años.
--Hola, ven a verte porque tengo que hacerte un reclamo.  La casa que dejaron mis padres  debe ser para mí porque yo soy la chiquita.
--Este no es el lugar ni el momento, por favor.   Ve a tu casa y después me buscas.  Ten la seguridad de que no  quiérenos abusar de tú.  Afortunadamente y gracias a mi trabajo, no necesito nada.--contestó Brígida al tiempo que invitaba a pasar a su parienta.

Tomado de  mundoeva.com

   Ya dentro del consultorio, dijo así:
--Mira, creo que es una ocasión desafortunada el hecho de que estés aquí.  Yo tengo mi trabajo y gracias a él no necesito herencias, la única herencia que tengo es el producto de mi profesión y con eso me quedo.  Por favor, te pido que te retires y que cuando  estés serena, me llames para concertar una cita fuera de mi trabajo y de mi casa.
   De repente, la hermana "incómoda" de Brígida tuvo un cambio de personalidad y dijo:
--Pero dame un abrazo, hermanita.
   Brígida le dio el abrazo y después abrió la puerta.  La hermana se fue y Brígida suspiró, no de alivio, pues la cercanía actual de la mujer y su desequilibrio mental eran de gran peligro para su estabilidad personal y profesional.