Muchas personas, si no es que todas las que existen en el mundo, tienen familiares
"incómodos", tal es el caso de personajes que en su tiempo de gloria
tuvieron su "talón de Aquiles" que los hizo vulnerables ante los
medios, y en la mayor parte de los casos se trata de parientes cercanos, cercanísimos...
Así sucede en la vida cotidiana, aún sin ser personas renombradas. Tal es
el caso de la honesta y muy responsable Brígida, que se ha dedicado durante varios
años a conservar la salud de sus pacientes, es decir, a curarlos
efectivamente. Ella leva más de veinte años trabajando en una Clínica
cuya especialidad es la ginecología.
Esta mañana Brígida se levantó muy temprano pues debía estar en el nosocomio a
las 7:00horas y como vive a una distancia considerable, salió a las 6:00 de la
mañana.
Mientras conducía su automóvil, pensaba en lo que había trabajado para tener
todo lo que posee, sobre todo la reputación profesional y personal "Ha
sido un arduo trabajo, he tenido que ser constante, recia, responsable y, a
veces, dar más de lo que se puede".
Como cada mañana, Brígida saludó a enfermeras, camilleros, a la señora que
fregaba los pisos y a las recepcionistas:
--¿Muy buenos días,
Cómo están?
--Buenos días,
doctora. Una mujer la busca. Llegó hace unos minutos, dice que es
su hermana. Dijo que regresaría en un rato.
Al escuchar las palabras emitidas por la joven recepcionista, Brígida sintió
que transpiró, un sudor frío recorrió su cuerpo ¿"Qué mala suerte",
pensó, "Qué habrá dicho Pilar a estas personas? Sé que está en
la ciudad, pero no dónde ni cómo estará. Ojalá que no se vea tan
mal".
--Gracias,
Malena. Debe ser una parienta lejana. Voy a hablar con ella, si es
que regresa. ¿Cuántos pacientes hay el día de hoy?
--Inician
dentro de quince minutos, doctora.
--Bien,
gracias.
Brígida
se dirigió a pasos acelerados hacia su consultorio, esperaba que su hermana no
llegase y, si es que así sucedía, no la encontrara en el área común
para no dar oportunidad a hacer presentaciones.
A
las 7:10 horas, tiempo en que Brígida tenía todo dispuesto para iniciar
sus consultas, unos golpes fuertes sonaron en su puerta: PUM, PUM,
PUM, PUM.
La mujer se dirigió hacia el sonido, giró la perilla y ahí estaba, desdentada y
harapienta, la mujer a la que no veía desde hacía muchos, muchísimos años.
--Hola, ven a
verte porque tengo que hacerte un reclamo. La casa que dejaron mis
padres debe ser para mí porque yo soy la chiquita.
--Este no es
el lugar ni el momento, por favor. Ve a tu casa y después me
buscas. Ten la seguridad de que no quiérenos abusar de tú.
Afortunadamente y gracias a mi trabajo, no necesito nada.--contestó Brígida al
tiempo que invitaba a pasar a su parienta.
Tomado de mundoeva.com
Ya dentro del consultorio, dijo así:
--Mira, creo
que es una ocasión desafortunada el hecho de que estés aquí. Yo tengo mi
trabajo y gracias a él no necesito herencias, la única herencia que tengo es el
producto de mi profesión y con eso me quedo. Por favor, te pido que te
retires y que cuando estés serena, me llames para concertar una cita
fuera de mi trabajo y de mi casa.
De repente, la hermana "incómoda" de Brígida tuvo un cambio de
personalidad y dijo:
--Pero dame un
abrazo, hermanita.
Brígida le dio el abrazo y después abrió la puerta. La hermana se fue y
Brígida suspiró, no de alivio, pues la cercanía actual de la mujer y su
desequilibrio mental eran de gran peligro para su estabilidad personal y profesional.