martes, 26 de enero de 2016

LAS REINAS DE LA EXISTENCIA


Son tres.  Cuando llegó a la casa la primera, la familia se sintió acompañada y Jacobo, que cursaba el 6o. grado, le gustó.  La llamaron Greta y desde entonces ha estado en casa acompañando en los momentos difíciles y en los gratos.  Después llegaron otras dos, Perla y Valentina, ambas de diferente raza y que, mientras fueron cachorras, eran amigas; con el paso del tiempo y al ir notando las diferencias entre ambas, sobre todo de talla, los juegos se fueron espaciando hasta llegar a la indiferencia por parte de la menor.
Ágata, de origen "humilde" porque no nació en una familia "acomodada" tiene ya 7 años, es alegre y juguetona, consentida y cariñosa.

   Emilio la regaló a su tío una Navidad, era pequeñita y regordeta, sus grandes ojos verdes resaltaban con su pelo negro y largo, con las patas blancas, como si usara botas.  La infancia de Ágata fue feliz, iba y venía de una casa a otra, es decir, de la de Alfredo a la de su mamá; los fines de semana eran puro juego puesto que Ágata se divertía y consentía con los cuidados que le proveía Greta, chichuehueña cariñosa y maternal que se encargó, en parte, de la crianza de Ágata.

   Un par de años después, la pequeña Ágata viajó a los EUA, pues debía cambiar su residencia.  Creo que allá también fue feliz, pues contaba con la amistad de otros congéneres suyos.

   Hace casi tres años, Ágata regresó a la casa, fue traída para estar un breve tiempo en el hogar donde convivió con Greta.  Finalmente, Ágata se adaptó nuevamente a la vita mexicana, al patio y a las personas que la cuidan.

   En lo particular, no había tenido la oportunidad de conocer y querer a los gatos, pero con Ágata conocí el tipo de convivencia y de cariño que se les puede dar y es algo especial y diferente que a los perros o a as aves o a los peces.

   En las noches, cuando nos vamos a dormir, llega Ágata y exige que se le abrace, entonces comienza a ronronear y se acomoda.  Una no puede sino darle amor a las mascotas y aceptar que son las reinas de la casa.
   Las mascotas representan compañía, responsabilidad, gusto, alegría, orgullo, interés y agradecimiento.