Tomado de http://blog.administrativadms.es/__oneclick_uploads/2009/08/espera.jpg
María siempre hablaba de él, lo idealizaba como se cree en la perfección del que no estuvo cerca para conocer sus defectos. Cuando tenía alguna preocupación familiar, cuando estaba alegre, enojada, triste, eufórica o apática, siempre pensaba en él e imaginaba diálogos interesantes, divertidos, profundos, superficiales, y sonreía...Ella lo recordaba, lo reconstruía en su memoria aún a través del tiempo y se preguntaba: ¿Cómo estará? ¿Qué habrá sido de él? ¿Será feliz?
Un día, al regresar del trabajo diario, fastidiada por el tráfico y el calor del verano, le informaron que alguien la había ido a buscar y dejó su nombre, pero ella se resistió a creerlo.
Al día siguiente María, como todos los días, fue a trabajar sin recordar el evento acaecido el día anterior; tomó su bolsa, sus llaves y se dirigió a su choche para iniciar el día de trabajo que empezaba desde el traslado a la oficina. Cuando regresó por la tarde ahí estaba él, esperándola después de 52 años... No podía creerlo, su emoción fue enorme y la sorpresa también.
Charlaron un par de horas acerca de lo que han hecho de su vida cada uno por separado, tomaron té y galletas. Después él se despidió y dijo que había sido un verdadero gusto volver a verla. Ella, en silencio, asintió con la cabeza al tiempo que pensaba que no había sido un error la decisión que tomó para su vida.
AUDIO