domingo, 25 de octubre de 2009

La mamá y la pequeña hija quedaron en casa


Fue un sábado por la tarde, eran las 2:00 p.m. y los hombres de la casa,  padre e hijo, se habían ido para disfrutar un día en el estadio de fútbol.  La mamá y la pequeña hija quedaron en casa para recibir a los invitados, iba a ser una comida importante para la madre que recibiría a los compañeros de trabajo con quienes compartía no solamente las horas destinadas a la investigación sino las charlas amenas que, de cuando en cuando, tenían lugar en el frío recinto donde se albergaban los diarios y las revistas publicadas  desde hacía siglos.

Tomado de http://www.heraldo.es/festival-huesca/data/imagenes/child_13_nina_13.jpg   

Fueron llegando, una a una  sus invitadas, pues casi todas eran mujeres; solamente tenían un varón en el grupo, era quien lidereaba la investigación histórica.  Cuando al fin llegó el hombre maduro, la pequeña hija abrió mucho los ojos, pues lo observó con los ojos de la infancia, pensó: "es un viejito".

Pues bien, ese día fue genial para la niña pues tuvo la atención momentánea de todos los presentes en el evento y, además, probó gusanos de maguey, comida exótica que nunca en su vida volvería a comer...


www.tulancingocultural.cc/.../index.htm

Pasaron 20 años y, en una reunión en que la joven acompañaba a su madre, coincidieron con el antiguo líder del grupo de investigadoras...  Era un hombre que, a lo sumo, tenía 50 años.   No cabe duda que los ojos de la infancia miden a los demás de acuerdo a su corta vida, así como las opiniones que se tienen  respecto a circunstancias o situaciones son dependientes de lo que le haya ocurrido a cada quien.

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