Fue un sábado por la tarde, eran las 2:00 p.m. y los hombres de
la casa, padre e hijo, se habían ido para disfrutar un día en el estadio
de fútbol. La mamá y la pequeña hija quedaron en casa para recibir a los
invitados, iba a ser una comida importante para la madre que recibiría a
los compañeros de trabajo con quienes compartía no solamente las horas
destinadas a la investigación sino las charlas amenas que, de cuando en cuando,
tenían lugar en el frío recinto donde se albergaban los diarios y las revistas publicadas
desde hacía siglos.
Tomado
de http://www.heraldo.es/festival-huesca/data/imagenes/child_13_nina_13.jpg
Fueron llegando, una a una sus invitadas, pues casi todas eran mujeres; solamente tenían un varón en el grupo, era quien lidereaba la investigación histórica. Cuando al fin llegó el hombre maduro, la pequeña hija abrió mucho los ojos, pues lo observó con los ojos de la infancia, pensó: "es un viejito".
Pues bien, ese día fue genial para la niña pues tuvo la atención
momentánea de todos los presentes en el evento y, además, probó gusanos de
maguey, comida exótica que nunca en su vida volvería a comer...
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