viernes, 13 de noviembre de 2009

He pensado mucho acerca de la diferencia que existe entre los años 70s y la actualidad


He pensado mucho acerca de la diferencia que existe entre los años 70s y la actualidad...  Recuerdo que estudiaba la secundaria a finales de esa década y hubo un concurso de declamación.  Yo aprendí "Fusiles y muñecas", de Juan de Dios Peza.  Si ahora se hiciera un concurso, no imagino a qué clase de petas acudirían los alumnos para participar. 
   La clase media, a la que pertenezco, se ha deteriorado bastante y pareciera que lo que ahora les interesa a los niños y jóvenes está muchos más años alejado de aquélla época.
   A partir de esa inquietud, busqué el poema y la biografía del creador, la cual reproduzco ahora porque, en verdad, hemos tenido personajes notables que en la actualidad no se toman en cuenta para intentar fortalecernos anímicamente y para darnos nuevos alientgos.


Este fue JUAN DE DIOS PEZA:


Tomado de: http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2141


 Nace en 1852 en la ciudad de México Juan de Dios Peza, quien es bendecido con una preclara inteligencia, a la vez que con un medio ambiente propicio para desarrollar todos sus talentos, pues al ingresar en 1969 a la Escuela Nacional Preparatoria inmediatamente se convierte en el alumno predilecto de un gran pensador Mexicano; Ingacio Ramírez, "El Nigromante" Al egresar de ese centro de estudios ingresa a la Escuela de Medicina donde establece gran amistad con otro grande de aquel tiempo; Manuel Acuña. Quien lo llega a estimar al grado de llamarlo "hermano".
Peza, fue un hombre liberal, el liberalismo estaba en boga en aquella época, su entusiasmo y apasionamiento por dicho movimiento lo llevo a renunciar a sus estudios para entregarse de lleno al periodismo.
En 1878 es nombrado secretario de la legación de México en España, al lado de Riva Palacio. Y de nuevo su destino lo lleva a unirse a otras grandes luminarias de aquella época pues en Madrid se rodea y sociabiliza con personajes como el politico Castelar, y escritores como Núñez de Arce, Campoamor y Selgas.
Al regresar a México empieza a poner su candidatura para lograr puestos públicos y es electo diputado al Congreso de la Unión. Siguieron otros cargos públicos en lo sucesivo, pero sin abandonar las letras, como poeta tiene un estilo único, es realista a la vez que lleno de infinita ternura. Canta al hogar y a sus hijos. Entre los libros que publicó estan: Hogar y Patria, La Lira de la Patria, El Arpa del Amor, Recuerdos y Esperanzas, Flores del Alma y Vinos Festivos. Muere en 1910. Año en el cual el país estaba a punto de entrar en otra gran conflagración.
Naciendo en una familia conservadora ( su padre fue ministro durante la intervención ) Juan de Dios Peza, como discípulo de Ramírez y Altamirano figuró entre los jóvenes poetas liberales. A la vez Hispanófilo y nacionalista, Se empeñó en versificar castizamente y en hacer poemas con motivos y escenarios locales. Diplomático, dio a conocer en Madrid a los poetas de este país ( La lira mexicana, antología) Y escribió para nosotros sus Recuerdos de España.
Periodista de prosa suelta y clara que todavía es francamente legible ( De la gaveta íntima, Benito Juárez), comediógrafo y fundador de la primera sociedad de autores mexicanos, fue sobre todo poeta muy admirado en los países de lengua española y traducido inclusive al japonés. Su esposa lo abandonó y esta tragedia convirtió a Peza en el "cantor del hogar".
En vida fue castigado por su inmensa popularidad, aunque está el célebre ataque de Brummel en Poetas mexicanos contemporáneos (1884). Las ediciones modernas de sus obras que ha hecho Porfirio Martínez Peñaloza nos permiten revisar las ideas rutinarias.
A menudo se encuentran en Peza poemas admirables, como "En las ruinas de Mitla", y siempre una facilidad y abundancia en la versificación que, si lo ponen a distancia de lo que por ahora consideramos poesía, también lo hacen digno del respeto que Le Corbussier reclamaba para todo trabajo bien hecho.
Históricamente la importancia de Peza es crucial: su empleo del habla cotidiana, su prosaísmo, Limpió la lengua poética del peso muerto que arrastraba nuestro romanticismo y preparó, sin saberlo y tal vez sin quererlo, el advenimiento de los modernistas. 

Este es el poema que aprendí cuando cursaba el 2o. grado de Secundaria:

CUADRO REALISTA

Juan y Margot, dos ángeles hermanos
Que embellecen mi hogar con sus cariños
Se entretienen con juegos tan humanos
Que parecen personas desde niños.

Mientras Juan, de tres años, es soldado
Y monta en una caña endeble y hueca,
Besa Margot con labios de granado
Los labios de cartón de su muñeca.

Lucen los dos sus inocentes galas,
Y alegres sueñan en tan dulces lazos;
El, que cruza sereno entre las balas;
Ella, que arrulla un niño entre sus brazos.

Puesto al hombro el fusil de hoja de lata,
El kepis de papel sobre la frente,
Alienta el niño en su inocencia grata
El orgullo viril de ser valiente.

Quizá piensa, en sus juegos infantiles,
Que en este mundo que su afán recrea,
Son como el suyo todos los fusiles
Con que la torpe humanidad pelea.

Que pesan poco, que sin odios lucen,
Que es igual el más débil el más fuerte,
Y que, si se disparan, no producen
Humo, fragor, consternación y muerte.

¡Oh, misteriosa condición humana!
Siempre lo opuesto buscas en la tierra;
Ya delira Margot por ser anciana,
Y Juan, que vive en paz, ama la guerra.

Mirándoles jugar me aflijo y callo:
¿Cuál será sobre el mundo su fortuna?
Sueña el niño con armas y caballo,
La niña con velar junto a la cuna.

El uno corre de entusiasmo ciego,
La niña arrulla a su muñeca inerme,
Y mientas grita el uno: Fuego! fuego,
La otra murmura triste: Duerme, duerme.

A mi lado ante juegos tan extraños
Concha, la primogénita, me mira:
¡Es toda una persona de ses años
Que charla, que comenta y que suspira!

¿Por qué inclina su lánguida cabeza
Mientras deshoja inquieta algunas flores?
¿Será la que ha heredado mi tristeza?
¿Será la que comprende mis dolores?

Cuando me rindo del dolor al peso,
Cuando la negra duda me avasalla,
Se me cuelga del cuello, me da un beso,
Se le saltan las lágrimas y calla.

Sueltas sus trenzas claras y sedosas,
Y oprimiendo mi mano entre sus manos,
Parece que medita en muchas cosas
Al mirar cómo juegan sus hermanos.

Margot, que canta en madre transformada,
Y arrulla a un hijo que jamás se queja,
Ni tiene que llorar desengañada,
Ni el hijo crece, ni se vuelve vieja.

Y este guerrero audaz de tres abriles
Que ya se finge apuesto caballero,
No logra en sus campañas infantiles
Manchar con sangre y lágrimas su acero.

¡Inocencia! ¡Niñez! ¡Dichosos nombres!
Amo tus goces, busco tus cariños;
Cómo han de ser los sueños de los hombres,
Más dulces que los sueños de los niños!

¡Oh, mis hijos! No quiera la fortuna
Turbar jamás vuestra inocente calma,
No dejéis esa espada ni esa cuna:
¡Cuando son de verdad, matan el alma!