QUE MUERAN LAS RATAS.

     La reunión se había llevado a cabo el martes 4 de noviembre.  La hora, durante el recreo y el asunto: EXTERMINAR A LAS RATAS.   La directora comentó a los profesores que, a partir de los hechos ocurridos el día anterior (las ratas deleitándose con la comida de la ofrenda, que se había puesto en contacto con el Supervisor y con la Directora del turno matutino, con el propósito de encontrar un eco y  trabajar en equipo para la  obtención de una fumigación vía institucional, pero no la escucharon, entonces propuso que se hiciera algo por parte del profesorado del vespertino: la contratación y pago del exterminio.  Los maestros, en forma unánime, dijeron que sí a la propuesta. 
   Llegó el día... el viernes 6 de noviembre a las 5:30 llegó la tan ansiada acción;  un par de hombres jóvenes, malencarados y con cajas en las manos, explicaron al personal que lo que llevaban no era riesgoso para los niños, que las cajas contienen comida que momifica a las radas y que el siguiente viernes volverían para recoger los cadáveres y poner veneno en las madrigueras.

   Por lo pronto, ya no hemos tenido que prevenir a los menores cuando bajan al baño, ni se hace ruido para ahuyentar a los roedores, ni se mantiene alejada de las jardineras, ni se teme abrir estantes ni bodegas.
   Este es un reconocimiento para la directora del turno vespertino quien  tomó la iniciativa, después de haber sido rechazada por las autoridades gubernamentales, y se atrevió a contratar un servicio de fumigación privado.

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