Era joven, bonita, sus ojos verdes contrastaban con la oscuridad
de su cuerpo, su melena larga y alborotada le proveía de un hechizo a
los ojos de los demás.
Un buen día, sintiese aburrida y quiso conocer el mundo ya que, pensó, su vida era monótona y rutinaria y necesitaba experimentar sensaciones jamás vividas. Aprovechó un descuido familiar y escapó...
Al llegar Adriana se percató de la ausencia de Ágata a quien destinaba los momentos inmediatos de su llegada. Se extrañó de no verla, preguntó por ella y la familia le tranquilizó al justificar la ausencia como algo acostumbrado en ella.
Así pasaron siete días, con la angustia y la incertidumbre del paradero de Ágata, la preocupación inundó a la familia y todos, cada uno de los integrantes, se preguntaba con angustia: ¿Cómo estará? ¿Le habrá pasado algún accidente? ¿Tendrá frío? ¿Estará en compañía de otros?, nunca se había ausentado por tanto tiempo. ¿Dónde buscarla? ¿Y si hacemos cartelones con su fotografía?
tomado de http://brujasymisterio.blogspot.com/2005/12/las-aventuras-del-gato-feo.html
Estaba tan maltrecha que no opuso resistencia y permitió que la auscultara, que la bañaran y pelaran. Encontraron algunas heridas que, con los cuidados y atenciones cariñosas, se aliviarán.
Adriana y su familia nunca sabrán qué tipo de aventuras ni a quién tuvo que enfrentar su gatita, pero están felices por haberla recuperado.