jueves, 4 de febrero de 2010

LAS RATAS VAN A LA ESCUELA.


    Tal vez se debe a que presento, creo, musofobia, tal vez es que me parece inconcebible que en pleno siglo XXI y con tantos avances científicos y sociales, se permita la coexistencia con los roedores en las escuelas.
   Todos se presentan como si no ocurriera nada, como si lo que se habló el viernes pasado no les hubiera causado ningún estrago o no hubiese dejado huella.  

   Por la tarde, recibimos el material enviado por la Dirección de Educación Especial, que consta, entre otras cosas, de alfabetos móviles, letras y números de plástico, rotaforlios, tres regletas para escribir el sistema braille, dos bastones para ciego y dos ábacos japoneses, además de un alfabeto de señas mexicanas, etc. 
   Pues bien, mi compañera y yo comentamos que debíamos ordenar los estantes a fin de colocar el material y... ¿cuál fue nuestra sorpresa?  LOS ESTANTES, EN LA PARTE INFERIOR, TENÍAN CACAS DE RATÓN.

   Creo que es por demás, lo que pueda decir en contra de esos animales no será escuchado ni entendido por los demás.  Es repugnante, tuvimos que tirar materiales tales como dados de tela y pelotas de esponja ya que no teníamos la certeza de que las patitas de las ratas no hubiesen pasado por encima de ellos, que se hubiesen echado encima y descansaran sobre ellos, pues son materiales suaves y acolchonados.