jueves, 1 de abril de 2010

EL AMOR ENTRE JÓVENES: UN CASO DE MALTRATO.

 Ernesto, con 25 años de edad, está en proceso de titulación de la licenciatura en Sociología.  Desde pequeño vivió los golpes y maltratos paternos y la figura del padre era, en su mente, en ocasiones enorme, fuerte y admirable y en otras, repulsiva.   Ernesto solía pensar que así eran las familias mexicanas, con un padre dominante que se erigía como jefe supremo de un entorno pequeño: su esposa y sus hijos.
   Ernesto conoció a Laura en la universidad, es una inquieta, jovial y estrafalaria, le gusta hacer con su cuerpo toda clase de marcas; tatuajes, perforaciones y percings.  En un principio, ambos se llevaban muy bien, eran "confidentes" de aventuras amorosas y sexuales, además del interés por el desarrollo y la dinámica social.  




Tomada de: lasongylagente.blogspot.com


   Laura pertenece a otra familia tradicional en la que su madre es estilista y trabaja en un renombrado lugar en el que se acrecienta o descubre la belleza de los famosos.  A Laura le gusta todo aquello que sale de lo común y eso lo demuestra en su atuendo, su peinado, su maquillaje y sus accesorios.
   El amor surgió entre Ernesto y Laura, ambos encontraron en el otro aquello que les llamaba la atención: Laura descubrió que Ernesto era un hombre diferente a los demás, que su vestimenta "retro" (de los 60s) y el cabello largo y despeinado del muchacho le proporcionaban el contraste que requería para su propia imagen; él, por su parte, encontró una persona hablantina, impulsiva y dócil con la cual ensayar el futuro.
   El viernes irían a una reunión en casa de un amigo común, todo era perfecto.  Así que al salir de la escuela, el grupo de amigos fue a pasear por el Centro de la ciudad: comieron unos tacos, tomaron cerveza, caminaron y, cuando dieron las 6:00, Ernesto pidió el celular a Laura.  Sus amigos pensaron que él haría una llamada con el teléfono de la chica, pero no fue así.  Ernesto comenzó a picar las teclas con la finalidad de encontrar los mensajes que había recibido Laura durante la semana, mensajes que le tenía prohibido borrar. 

 El joven fue pasando uno a uno los mensajes, fue leyéndolos y al llegar al octavo,, la expresión de su rostro tuvo una alteración, miró a la  muchacha que, despreocupada y tranquila, miraba sus zapatos color morado; entonces, una nueva impresión, algo nunca visto en  ella; un tatuaje en la nuca.  
   Ernesto sintió mareos, las náuseas le invadieron al tiempo que sentía un calor sofocante y que la cabeza le iba a estallar.  Apretó las manos y cerró los ojos, entonces, recordó la fiereza paterna y, en instantes, se dijo que así era como se debía portar.  Lanzó un alarido, una serie de insultos a Laura en los que dejaba en claro lo que piensa de ella y después, un golpe en la mejilla.  Ella, por instinto de conservación o por costumbre, gritó y se dejó caer al suelo.  Todo esto ocurrió ante los ojos atónitos de los amigos con quienes, momentos antes, había hablado y discurrido acerca de la importancia de la convivencia en sociedad, de las acciones que debían tomarse para mejorar las relaciones interpersonales, entre comunidades y entre las naciones, habían hablado de la ética y del los derechos humanos.



Tomada de: http://www.madridprogresista.es/2008/11/20/campana-contra-la-violencia-de-genero-desde-el-noviazgo/

   Laura, ya en el piso y enconchada, iba a recibir los puntapiés de Ernesto, pero fue detenido por uno de los amigos que intentaba calmarlo.  Entonces ella corrió a refugiarse en un estacionamiento.  Hasta ahí la siguió 

Ernesto gritándole:
--Puta, ¿cómo pudiste hacerme esto?
   Salieron los trabajadores del lugar y después llegó un policía.  Ernesto había huido desde que fue 
confrontado por los empleados del Estacionamiento.