Ernesto conoció a Laura en la
universidad, es una inquieta, jovial y estrafalaria, le gusta hacer con su
cuerpo toda clase de marcas; tatuajes, perforaciones y percings. En un
principio, ambos se llevaban muy bien, eran "confidentes" de
aventuras amorosas y sexuales, además del interés por el desarrollo y la
dinámica social.
Tomada de:
lasongylagente.blogspot.com
El amor surgió entre Ernesto y Laura,
ambos encontraron en el otro aquello que les llamaba la atención: Laura
descubrió que Ernesto era un hombre diferente a los demás, que su vestimenta
"retro" (de los 60s) y el cabello largo y despeinado del muchacho le
proporcionaban el contraste que requería para su propia imagen; él, por su
parte, encontró una persona hablantina, impulsiva y dócil con la cual ensayar
el futuro.
El viernes irían a una reunión en casa de un amigo común, todo era perfecto. Así que al salir de la escuela, el grupo de amigos fue a pasear por el Centro de la ciudad: comieron unos tacos, tomaron cerveza, caminaron y, cuando dieron las 6:00, Ernesto pidió el celular a Laura. Sus amigos pensaron que él haría una llamada con el teléfono de la chica, pero no fue así. Ernesto comenzó a picar las teclas con la finalidad de encontrar los mensajes que había recibido Laura durante la semana, mensajes que le tenía prohibido borrar.
El viernes irían a una reunión en casa de un amigo común, todo era perfecto. Así que al salir de la escuela, el grupo de amigos fue a pasear por el Centro de la ciudad: comieron unos tacos, tomaron cerveza, caminaron y, cuando dieron las 6:00, Ernesto pidió el celular a Laura. Sus amigos pensaron que él haría una llamada con el teléfono de la chica, pero no fue así. Ernesto comenzó a picar las teclas con la finalidad de encontrar los mensajes que había recibido Laura durante la semana, mensajes que le tenía prohibido borrar.
El joven fue pasando uno
a uno los mensajes, fue leyéndolos y al llegar al octavo,, la expresión de su
rostro tuvo una alteración, miró a la muchacha que, despreocupada y
tranquila, miraba sus zapatos color morado; entonces, una nueva impresión, algo
nunca visto en ella; un tatuaje en la nuca.
Ernesto sintió mareos, las náuseas le
invadieron al tiempo que sentía un calor sofocante y que la cabeza le iba a
estallar. Apretó las manos y cerró los ojos, entonces, recordó la fiereza
paterna y, en instantes, se dijo que así era como se debía portar. Lanzó
un alarido, una serie de insultos a Laura en los que dejaba en claro lo que
piensa de ella y después, un golpe en la mejilla. Ella, por instinto de
conservación o por costumbre, gritó y se dejó caer al suelo. Todo
esto ocurrió ante los ojos atónitos de los amigos con quienes, momentos
antes, había hablado y discurrido acerca de la importancia de la convivencia en
sociedad, de las acciones que debían tomarse para mejorar las relaciones
interpersonales, entre comunidades y entre las naciones, habían hablado de la
ética y del los derechos humanos.
Tomada de: http://www.madridprogresista.es/2008/11/20/campana-contra-la-violencia-de-genero-desde-el-noviazgo/
Ernesto gritándole:
--Puta, ¿cómo pudiste hacerme esto?
Salieron los trabajadores del lugar y
después llegó un policía. Ernesto había huido desde que fue
confrontado
por los empleados del Estacionamiento.