miércoles, 14 de abril de 2010

UNA ACCIÓN, UN RECUERDO.



   Hoy por la mañana, mientras nos alistábamos para salir, se oyó una voz que anunciaba algo, no se comprendía lo que gritaba, pero esto trajo a la mente de toda la familia el recuerdo que los voceadores que pasaban entre los edificios anunciando tragedias ocurridas en la Unidad Habitacional.
   
--¿Qué habrá ocurrido?  Solamente cuando hay tragedias por aquí o en cualquier lado de la ciudad, los voceadores pasan por las calles-- comentamos.
   Como es natural, no salimos a alcanzar al voceador, pero los recuerdos de infancia y adolescencia se aglutinaron en mi mente.

   Los amigos de la infancia, los juegos, la explanada que estaba a un costado del edificio y en la que durante algún tiempo los niños jugaron futbol, la escuela primaria y la secundaria...
   Estoy segura que ahora no se vive con la misma libertad que en los 70s pues la inseguridad se ha desbordado. Recuerdo que cuando era niña, de alrededor de 8 años, iba a la tienda con mi hermano, apenas un año mayor.   Llevábamos una bolsa con los envases de vidrio para comprar refrescos...
    En aquel tiempo ambos cursábamos la educación básica y él, responsable y combativo, llevaba una mochila en la que guardaba libros de consulta enormes, creo que llevaba el Pequeño Larousse y otros más.  No había mochilas con llantitas, así que él debía soportar el peso y caminar con él.  Los niños éramos unos verdaderos tamemes.
   Mi padre escribía y a diario leía en voz alta sus ceraciones con la finalidad de que mi mamá le comentara acerca de lo que había pensado y redactado.  Mi hermano escuchaba con atención, yo prefería jugar.  A mí lo que me gustaba era jugar a ser maestra, yo admiré y aprecié enormemente a mis profesoras de la primaria.  

Las maestras que tuve fueron excepcionales, la profra. Guillermina Robles Murcio, Alma Loyo Marentes, Minerva Guillén y la maestra María Luisa.  Las recuerdo con mucho cariño y creo que a ellas debo, en gran parte, lo que soy.
   Vaya mi reconocimiento a las maestras que, sin llevar a cabo los métodos actuales, hicieron hombres y mujeres de bien o que, al menos, si hacen algún daño, no es intencional.