Hoy por la mañana, mientras nos alistábamos para salir, se oyó una voz que anunciaba algo, no se comprendía lo que gritaba, pero esto trajo a la mente de toda la familia el recuerdo que los voceadores que pasaban entre los edificios anunciando tragedias ocurridas en la Unidad Habitacional.
--¿Qué habrá ocurrido? Solamente cuando hay tragedias por aquí o en cualquier lado de la ciudad, los voceadores pasan por las calles-- comentamos.
Como es natural, no salimos a alcanzar al voceador, pero los recuerdos de infancia y adolescencia se aglutinaron en mi mente.
Los amigos de la infancia, los juegos, la explanada que estaba a un costado del edificio y en la que durante algún tiempo los niños jugaron futbol, la escuela primaria y la secundaria...
Estoy segura que ahora no se vive con la misma libertad que en los 70s pues la inseguridad se ha desbordado. Recuerdo que cuando era niña, de alrededor de 8 años, iba a la tienda con mi hermano, apenas un año mayor. Llevábamos una bolsa con los envases de vidrio para comprar refrescos...
En aquel tiempo ambos cursábamos la educación básica y él, responsable y combativo, llevaba una mochila en la que guardaba libros de consulta enormes, creo que llevaba el Pequeño Larousse y otros más. No había mochilas con llantitas, así que él debía soportar el peso y caminar con él. Los niños éramos unos verdaderos tamemes.
Mi padre escribía y a diario leía en voz alta sus ceraciones con la finalidad de que mi mamá le comentara acerca de lo que había pensado y redactado. Mi hermano escuchaba con atención, yo prefería jugar. A mí lo que me gustaba era jugar a ser maestra, yo admiré y aprecié enormemente a mis profesoras de la primaria.
Las maestras que tuve fueron excepcionales, la profra. Guillermina Robles Murcio, Alma Loyo Marentes, Minerva Guillén y la maestra María Luisa. Las recuerdo con mucho cariño y creo que a ellas debo, en gran parte, lo que soy.
Vaya mi reconocimiento a las maestras que, sin llevar a cabo los métodos actuales, hicieron hombres y mujeres de bien o que, al menos, si hacen algún daño, no es intencional.