jueves, 6 de mayo de 2010

UN DÍA COMO CUALQUIER OTRO


 La mamá se decidió, aún tenía dinero y debía hacerlo porque, pensaba, le pasaría como siempre, se acabarían los recursos necesarios para llevarlas.  Tomó las llaves de la casa y a cada una de las tres pequeñas.
   La mayor se sintió feliz, brincaba y corría de un lado a otro, iba a salir a la calle y tal vez, le comprarían cosas tales como golosinas o algún juguete.  Las otras dos, más pequeñas, desconocían el motivo de la alegría de la mayor.
   Al llegar al lugar, la alegría de Greta se tornó en terror.  Vio cómo bañaban  y arreglaban el pelo a otra, se espantó ante la idea duque le hicieran lo mismo, pero no se atrevió hacer otra cosa que llorar.  Con su llanto, puso alerta a Valentina, que buscaba los brazos protectores de la mamá y Ágata,  nerviosa, permanecía en silencio.
   Después llegó su turno, la doctora dijo:
--¿Cómo están estas niñas?
--Muy bien, doctora.  Pero ya vienen para que las vacune.
--¿Cuál vacuna les ponemos?  Recuerde que necesitan la triple, la desparasitación y la rabia.
--La última, por favor.
    La doctora, cariñosa como siempre, tomó a Valentina, después a Ágata y, por último, a Greta quien, a pesar de haber tenido el ejemplo de las dos anteriores, lloró profusamente.
   Una vez de regreso, las perritas fueron soltadas para correr con libertad, como premio a su paciencia y valor.
   Los perros y los gatos, es decir, los animales son como niños durante toda su vida y por ello es que las personas que tienen una mascota o que tienen perros en su calle deben cuidarlos y procurarles los satisfactores indispensables.  Se debe tener en cuenta que, además, las mascotas cumplen una función en la vida del hombre: le permite hacerse responsable de alguien y de construir y prodigar  ternura.