lunes, 28 de junio de 2010

UNA EXPERIENCIA DELICIOSA.

Muchos de nosotros nos vemos motivados solamente por aquellas actividades en las que se involucran los satis factores primarios, esto es, los alimentos, el calorcito, etc.
   Pues bien, en una escuela del D.F. existen niños cuyas situaciones familiares y sociales son difíciles, muy agresivas y viven entre la pobreza, el vicio de los padres y los golpes que se propinan entre ellos y hacia los pequeños.
   Hay dos niños que, en especial, llaman la atención: uno de ellos es hijo de una alcohólica que, tambaleante, llega a recogerlo a la hora de la salida; el otro, es un niño con capacidades sorprendentes y  a sus 7 años, lee, escribe, comprende y resuelve problemas como si fuera mayor.
   Giovanni, que es el niño aventajado y favorecido por su entorno precario, utiliza ante4ojos para leer, es serio y respetuoso con sus compañeros y sus profesores, cumple con las tareas y le agradan las actividades escolares.   Pero nada puede ser perfecto en esta vida y, él no es la excepción: presenta una alteración en su articulación, su habla es graciosa pues pareciera un hablar afrancesado.  A las profesoras de la escuela les hace gracia, comentan que habla "muy bonito" y, cuando la profesora de USAER le pide que corrija porque puede hacerlo, las maestras se entristecen:”Ay, por qué lo corriges si se oye bien".
   La maestra de USAER ha tomado diversas estrategias para corregir el problema gracias a la orientación de una amiga suya, especialista en audición y lenguaje.




Tomado de  www.corpoandes.gov.ve/?q=node/303


   Inició el trabajo con un grupo de alumnos, todos ellos con problemas de articulación pero solamente con un "afrancesado", los demás presentan omisiones.  Todos los lunes, ellos lo saben, tienen una sesión deliciosa: paletas para hacer ejercicios y darse masaje en el interior de la boca y, para recompensar el consentimiento de la maestra, los niños se esfuerzan por hablar bien, por pronunciar adecuadamente los fonemas, por acomodar la lengua arriba, abajo, por sacar el aire correctamente, por juntar los labios, etc.
   Hoy la profesora llegó con gelatinas, por lo que no fue por una de las alumnas a la que le desagradan...  Las contó, eran cinco, como cinco son los niños a los que atendería sin contar a la alumna.
   Pasó primero al grupo de los más pequeñitos de la escuela y después al de 2o., los llevó al aula y les preguntó:
¿Qué creen que les traigo hoy?
--Paletas--contestaron al unísono.
--Pues no-- dijo al tiempo que mostraba una bolsa blanca de plástico y descubría ante los ojos golosos de los niños el cargamento.
   Eran bolsitas de gelatina.
¿Saben para qué les pedí que trajeran un popote?
--No.
--Pues para que coman la gelatina con él, aspirando el contenido.  Esto les ejercitará sus músculos.
   Mientras comían la gelatina con el popote, la maestra le fue diciendo a cada uno el tipo de sonido que hacían al aspirar:
--Este se oye como un coche descompuesto, este como una motocicleta, este como un gruñido-- y los niños se sentían contentos.
   Después, cortó papel y les pidió que los hicieran bolita.
--¿Para qué?-- preguntó Giovanni, lleno de curiosidad.
--Ahora lo verás-- dijo mientras ponía una charlita al centro de la mesa-- Con el popote--prosiguió-- van a levantar los papelitos y a colocarlos dentro de la charola.
   Los alumnos se entusiasmaron y repitieron la operación varias ocasiones, metieron y sacaron las bolitas de colores dos ocasiones.  Después, comenzó la emisión de palabras y enunciados con los fonemas omitidos o pronunciados incorrectamente.  Con satisfacción, la maestra observó la manera en que los niños se concentran y ponen todo su empeño para pronunciar bien. 
   Lo mejor fue cuando Giovanni, el niño "afrancesado" le dijo:
--Mire, maestra, Rumania, Rumania.

   Entonces, ella lo felicitó y le dio un abrazo.  Acto seguido, les dijo que debían echarse una porra.