lunes, 28 de junio de 2010

UNA EXPERIENCIA INIGUALABLE.


   Desde hace ya catorce meses vivo una situación que, aunque es compartida por muchas mujeres, creo que es única.  No imagino ahora mi vida sin su presencia, ha iluminado mi vida con una existencia diferente, pequeñita y hermosa.
   Cuando nació fui yo quien lo cargó por primera vez, fui quien tuvo el privilegio de dar su primer biberón a las pocas horas de haber salido al mundo social y cultural.
   En este momento duerme, estoy complacida al verlo; al cargarlo, me enorgullece poder arrullarlo, dormirlo, besarlo, jugar con él, intentar acciones graciosas para que ría y cuando lo hace, cada sonido que sale de su boca me inunda de emoción indescriptible.
   Es mi nieto y estoy orgullosa, dichosa, plena, me siento enorme emocionalmente.
   Debo dar gracias a la vida por darme la oportunidad de vivir, gozar, disfrutar, aprovechar, querer, preocuparme, atender y valorar una vida que recién comienza y que ya es tan vital para mí.
   Supongo que esto es lo que sienten todas las abuelas del mundo y, también, que es lo que siento yo en especial.

AUDIO