miércoles, 7 de julio de 2010

VACACIONES.

Inician justo cuando nos sentimos agobiados por los requerimientos de los jefes o de los subalternos, cuando el cansancio de la prisa y la rutina se imponen ante nosotros, como un gigante dispuesto a aplastarnos, cuando la necesidad de sentirnos libres por un tiempo nos comienza a tentar.
   Las vacaciones son una posibilidad.  ¿De qué?  Por lo menos, de pensar acerca de nuestro actuar laboral, de replantearnos metas personales y de trabajo, de asumir cambios venideros, de viajar, de ordenar papeles, de salir de prisa a la calle.
   Pregunté a mis alumnos qué harán estas vacaciones, algunos me respondieron que irán a la playa, otros irán al pueblo de sus padres y de sus abuelos, otros más, permanecerán en sus casas.  De cualquier manera, la posibilidad de no asistir a la escuela, de tener una temporada sin levantarse temprano, de hacer tareas, de cumplir con materiales y trabajos manuales, eso, les encanta a los niños.
   ¿Y a los padres?
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