Nació hace doce años. Por ser el primogénito, los
padres lo esperaban con ansia a pesar de sus carencias. Virginia, la
madre, había tejido incansablemente chambritas, gorritos, zapatitos y había
comprado lo indispensable para la llegada de su vástago, quien dormiría con
ella y su esposo debido a lo reducido del espacio.
Su embarazo había transcurrido con algunos contratiempos, pero
nada significativo que hiciera suponer a otros más letrados, que el menor
tendría alguna deficiencia. Fue al momento del parto cuando se
presentaron las complicaciones, le subió intempestivamente la presión y hubo
que practicarle una cesárea pues el niño, en lugar de empujar para salir, se rehusaba
a hacerlo, como si quisiera permanecer dentro del vientre para no enfrentar su
realidad...
Cuando el doctor cortó el cordón umbilical, fue como si el menor
hubiese muerto, no respiró y hubo que reanimarlo, después comenzó a
agitarse y, por último, lloró. En ese momento comenzó el rencor de
Virginia.
El carácter de la mujer se tornó agresivo y hostil, buscaba
enfrentamientos con todas las personas que la rodeaban, con sus suegros, sus
cuñados, sus hermanos y, sobre todo, con su esposo.
"El defecto es una alteración orgánica, socialmente
condicionada" afirma L.S.Vigotsky, y agrega que la "pedagogía
terapéutica" ha creado "vías de rodeo" para poner en contacto al
niño con defecto con el mundo. Pero Virginia, a pesar de haber tenido las
opciones, prefería encerrarse en sí misma.
Cuando Pedro cumplió cuatro años, lo llevó al Jardín de Niños, el
infante no se había percatado de su desventaja física (trastorno motor,
debilidad visual y deficiencia mental, todas ellas leves), pero sí se había
dado cuenta de que la manera de entrar en contacto con los demás era a través
del conflicto, tal y como se establecían las relaciones en su entorno cercano
(todas las funciones fueron antes relaciones).
El niño presentaba un gran desfase en relación con sus compañeros
de grupo, niños inquietos y juguetones (en el desarrollo de un niño con
defecto, las líneas de desarrollo orgánico y cultural no se unen formando una
serie unitaria, sino divergen).
A los siete años, Pedro ingresó a la primaria y ya era experto en
conflictos, había aprendido a comportarse como Virginia, pero no sabía
comer solo, se desplazaba con lentitud y torpeza, pero no era capaz de ir solo
al baño, podía establecer un diálogo cargado de violencia hacia otros, pero no
podía vestirse ni subir un cierre.
Virginia tenía una bebita, una niña robusta y sana, a quien puso
el nombre de Gloria. Pedro rechazaba a su hermanita pues le robaba el
tiempo que su mamá había prodigado a él solamente.
Pedro cursó los grados de primaria y con doce años, cursa el 4o.
grado pero no ha consolidado habilidades académicas ni sociales, continúa
enfrentando, molestando, agrediendo y acusando a los demás de sus inhabilidades.
Virginia, por su parte, sigue en la posición amenazante y exigente hacia
los demás.
En el proceso de compensación del defecto, el éxito se
presenta cuando la persona con defecto se vuelve competente y productiva, es
decir, cuando alcanza la independencia personal y social, lo más que se pueda;
entonces, adquiere validez social y, según afirma Vigotsky, pasa de "una
minusvalía a una supervalía" y para conseguirlo, debe esforzarse y tratar
de aminorar las diferencias que existen respecto a la mayor parte de las
personas que lo rodean. En el caso de Pedro, tal parece que el objetivo
de Virginia y de él mismo --seguramente por imitación o porque así lo
aprendió-- es lo contrario, el fracaso.
Considero que el tener un hijo con deficiencia debe ser un golpe
violento, un dolor profundo, intenso y permanente, pero se puede contrarrestar
a través de una actitud positiva y práctica.
"No se debe ver el desarrollo en retrospectiva, sino en
prospectiva", dice Vigotsky. ¿Cuál es el problema fundamental de
Pedro? Ninguna de sus deficiencias, comprendidas como alteraciones
orgánicas consecuencias de un evento traumático, sino su trastorno conductual,
y creo que a esto se refiere el mismo Vigotski cuando señala que el problema
del niño con defecto se hace patente cuando se enfrenta a la vida social real,
en la "esfera del desarrollo propiamente psicológico cultural"..
Pero como Virginia y Pedro no prestan atención a los "enlaces extra
corticales" o "préstamos de conciencia" que les proporciona una
persona con defecto que alcanzó el éxito en el proceso de compensación, es seguro
que Pedro fracase en el proceso.